lunes, 19 de octubre de 2015

Anecdotario: Me voy de vacaciones. ¿Y mi hula?

Lo primero que viene a la mente hooper al escuchar "viaje" es el tiempo de calidad que seguramente   pasaremos con nuestros amados aros, además unos días de descanso fuera de casa son siempre bienvenidos. Antes de viajar hay muchas cosas que preparar. Hay que pensar con quién vas a dejar al cotorro, quién le va a dar de comer al perro, qué maleta te vas a llevar, cuánta ropa, qué zapatos, si hace frío o calor... en fin, nada tiene que olvidarse. 

Está todo listo, ahora ¿cómo demonios voy a transportar mi(s) hula(s)? Aunque existen aros que son compactos e ideales para viajes, como los que segmentan o los que son plegables (sí, plegables porque la palabra colapsable no existe), hay veces que no tenemos la posibilidad de tener uno (o varios). Cuando tienes hulas que no tienen esas características, el miedo e incertidumbre de llevarlos es grande porque por más discretos que sean sus colores, no pasan desapercibidos y sin duda alguna son muy estorbosos. 

Lo primero que debes tomar en cuenta al viajar con tus aros es el medio de transporte que vas a utilizar. 

COCHE/TAXI: Si vas a viajar en coche, no hay tanto problema, seguro les encontrarás un huequito,. Yo los llevaba en la puerta a lado del asiento del copiloto, ese lugar es perfecto pues no se aplastan y no estorban para nada a menos claro que alguien quiera bajarse, pero bueno, eso pasa cuando ya llegaste al  destino (o alguien quiere ir al baño). Otra opción es llevarlos en la cajuela hasta abajo de todas las maletas, siempre y cuando quepan en ella sin deformarse.

CAMIÓN DE PASAJEROS: Cuando salí por primera vez con mis dos aros de poliducto negro, fui a Oaxaca. Ahí me tienen en la estación de camiones esperando con mi mochilota y mis dos hups  atados a ella. La gente me veía chistoso todo el tiempo. No niego que estaba un poco nerviosa pues no sabía si me iban a dejar subir con mis dos armatostes. Aparte que no dejaba de pensar en todas las cosas horribles que podrían pasarle a mis amados aros. Cuando llegó la hora de guardar las maletas,  puse mi mochila y desatoré los aros poniéndolos, muy modosita, a un lado de las demás maletas. Subieron mi mochila y el señor de las maletas acomodó los aros en el suelo del camión así sin más,  ignorando la mirada matona que le eché en cuanto puso las manos en mis hups. Al llegar al destino final del recorrido bajé del camión "con el jesús en la boca", para mi alivio no había pasado absolutamente nada  con mis aros. Viendo todas las demás cosas que viajaban en la parte inferior del camión me di cuenta que los aros eran lo que menos sobresalía pues había desde ollas de barro hasta gallos de pelea. 

CAMIONETA: Después de varios días conociendo la ciudad de Oaxaca y sus alrededores llegó el momento de ir a la playita. Para dicho traslado tuve que tomar una de esas vanes donde vas todo apretujado, además de mareado por tanta curva. El don de la camioneta me vio raro con mis mangueras y me dijo: "¿Y eso qué es?" Con una sonrisa mustia le dije que eran hula hulas. "¿Y desde dónde vienes?". Le dije que venía de la Ciudad de México. Me dirigió una sonrisa que yo sentí burlona y puso los aros en el techo de la camioneta. No hubo ningún problema, ni para mí, ni para el don y mucho menos para mis aros.

AVIÓN: Yo nunca he viajado con aros de poliducto en avión, pero he sabido de personas que sí y lo llevan consigo en la cabina sin mayor problema. También he escuchado que en algunas aerolíneas se portan un poco pesados por lo voluminoso del juguete y la verdad yo no me arriesgaría viajar así, qué miedo que se pongan locos y tener que dejar mi aro abandonado. Yo creo que es mejor rascarle al cochinito e invertir en un aro plegable o segmentado (no te vas a arrepentir). La primera vez que viajé en avión con mis aros ya tenía los plegables. Me habían dicho que podía pasarlos como artículos de mano y que, para mi alivio, podían viajar en la cabina conmigo. Aún así sentí cierto nerviosismo al pasar por el mostrador de documentación de maletas. No los tenía a la vista por miedo a que me dijeran que no podía llevarlos. Antes de pasar a la sala de abordar cuando las cosas que traes contigo  deben pasar por rayos X me sudaban las manos. Puse los aros en la charolita junto con mis monedas y mi cinturón y respiré profundo. No hubo ningún problema, ni siquiera preguntaron nada. Sólo ha habido una vez que me detuvieron para hacerme mil preguntas, fue por el aro de leds. Me preguntaron qué era "eso" y por qué tenía cables. Les expliqué lo de los leds y desconfiados le llamaron al jefe que con malos ojos me vio y cuestionó de nuevo, cuando se dio cuenta que era una hooper inocente y no había ningún explosivo escondido en el hup me dejó pasar. Salvo eso no he tenido mayor problema para pasar mis aros al avión, ni siquiera en vuelos internacionales. Otra opción es doblar el aro y ponerlo dentro de la maleta pero la verdad, como tratan las maletas no me dan nada de ganas de hacer eso.

A lo largo de mis viajes he tenido que transportarme de muchas maneras y en todas ellas me ha sido posible llevar mis aros siempre así que no importa cómo pero siempre será posible hacerle espacio  a los hups, sólo hay que acostumbrarse a las miradas raras que recibirás por ahí, aunque no es algo por lo que puedas morir :).

Viajar es divertidísimo, emocionante y una aventura que todos debemos experimentar. Como hooper no concibo salir de viaje sin mis aros y como viajera puedo decirles que transportarlos no supone mayor problema, al contrario siempre que me preguntan qué es lo que llevo conmigo y les contesto surge una sonrisa hasta en la persona más gruñona.

¿A dónde te has ido con tus aros? Mándanos tus fotos de hula viajero para que más hoopers se contagien de ganas de salir a descubrir el mundo :).



Escrito por Natupa

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